viernes, 28 de noviembre de 2008

LA INTUICIÓN

La intuición se nos ofrece, en primer término, como un medio de llegar al conocimiento de algo, y se contrapone al conocimiento discursivo. Tenemos, pues, una paradoja de métodos opuestos que son el método discursivo y el método intuitivo.
El método discursivo es, esencialmente un método indirecto. En vez de ir el espíritu recto al objeto, se pasea, por decirlo así, alrededor del objeto, lo considera y contempla en múltiples puntos de vista; lo va abarazando cada vez más de cerca, hasta que por fin consigue forjar un concepto que se aplica perfectamente a él.

El método discursivo cosiste en un acto único del espíritu que de pronto, súbitamente, se lanza sobre el objeto, lo aprehende, lo fija, lo determina por una sola visión del alma.

La intuición sensible es la intuición que tenemos todos, es una comunicación directa entre mí y el objeto. Por consiguiente la intuición sensible, está por su esencia atada a la singularidad del objeto, no puede servir en filosofía, la cual, por su esencia, se endereza a la universalidad o generalidad de los objetos.

La intuición espiritual, consiste en una sola visión del espíritu, con una evidencia inmediata, directa y sin necesidad de demostración, que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo.

La intuición real, penetra al fondo mismo de la cosa, que llaga a captar su esencia, su existencia, su consistencia. Esta intuición que directamente va al fondo de la cosa, es la que aplican los filósofos. Se divide en tres clases:

La intuición intelectual: tiene en el objeto su correlato exacto, todo acto del espíritu en su integridad, se endereza hacia los objetos, y el acto del sujeto tiene entonces siempre su correlato objetivo. (Esencia del objeto)
La intuición emotiva: tiene también su correlato en el objeto. No es ya la esencia del objeto, no es ya lo que el objeto es, sino el valor del objeto, lo que el objeto vale.
La intuición volitiva: en esta intuición es donde los motivos que chocan son derivados de la voluntad, derivados del querer, tienen también su correlato en el objeto. No se refiere ni a su esencia, como la intelectual, ni al valor del objeto como la emotiva, sino que se refiere a la existencia, a la realidad existencial del objeto.

Los representantes filosóficos:
La intuición emotiva con el pensamiento de San Agustín, en la época moderna Espinosa y Hume. La intuición volitiva con el alemán Fichte.
La intuición intelectual con Platón en la antigüedad, Descartes y los alemanes Schelling y Schopenhauer en época moderna.

El error consiste en querer aplicar uniformemente una sola de ellas a todos los planos y a todas las capas del ser.

No hay comentarios: